domingo, 28 de septiembre de 2008

Cómo y por qué hay que reciclar las bombillas


Los consumidores pueden depositarlas en puntos limpios, de recogida específica o de venta para reaprovechar sus materiales y evitar su impacto ambiental

Las bombillas están hechas de vidrio y metales que pueden reciclarse, y en el caso de las de bajo consumo, también de mercurio, que debe recuperarse por ley para evitar su elevado poder contaminante. Por ello, la esperada generalización de estas bombillas de ahorro en los próximos años hace necesaria una mayor concienciación para reciclarlas y gestionar sus residuos correctamente.

Las bombillas tienen materiales como el vidrio y metales que pueden recuperarse y aprovecharse de nuevo, y en el caso de las fluorescentes y bombillas de ahorro o bajo consumo llevan además mercurio, cuya peligrosidad obliga a que sea tratado según dicho Real Decreto.

Posibles impactos en los ecosistemas y el cambio climático

Diversos estudios, ponen de relieve que el proceso de acidificación impide fabricar a los corales el carbonato cálcico que forma su armazón. La Red Europea de Excelencia para el Análisis de los Ecosistemas Oceánicos (EUR-OCEANS) recuerda que los océanos del Sur y el Ártico, más fríos y ácidos, podrían volverse totalmente inhóspitos a finales de este siglo para este tipo de organismos.
Este fenómeno, junto al exceso de nutrientes (en su mayoría nitrógeno), provocado por el vertido de fertilizantes agrícolas y residuos, contribuye al incremento en mares y océanos de las denominadas "
zonas muertas". Aquí, los bajos niveles de oxígeno extreman las condiciones de vida para la gran mayoría de especies marinas.
Además de la calcificación, la acidificación podría provocar diversos efectos negativos directos en la fisiología y reproducción de los seres vivos, como por ejemplo hipercapnia (presencia excesiva de CO2 en los fluidos corporales). Otras consecuencias podrían ser más indirectas, pero no menos preocupantes, como el descenso de los recursos alimenticios o la destrucción del hábitat de ciertas especies, como las que viven en los arrecifes de coral...

Acidificación de los océanos

Un proceso que no sólo destruye corales y moluscos, sino que podría afectar a otras especies marinas e incluso acelerar el cambio climático.
Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) no sólo estarían provocando el cambio climático, sino también la acidificación de los océanos, como demuestran cada vez más estudios científicos. Este problema provoca el descenso de especies muy sensibles, como corales, moluscos o estrellas de mar, y podría alcanzar a su vez negativas consecuencias para otras especies, e incluso, aumentar el calentamiento global.
Un equipo internacional, liderado por Jason Hall-Spencer, biólogo marino de la Universidad inglesa de Plymouth, ha estudiado los alrededores de la isla italiana de Ischia, cuyos fondos marinos reciben dos millones de litros de CO2 diarios debido a unos escapes volcánicos. Los científicos creen que todos los océanos en 2100 tendrán cantidades similares de CO2 si continúan aumentando las emisiones de este gas de efecto invernadero...
PorALEXFERNÁNDEZMUERZATomadode: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2008/09/04/179775.php

sábado, 20 de septiembre de 2008

Capa de ozono, un agujero venido a menos


El control de los gases causantes del problema en los últimos años está contribuyendo a su recuperación, aunque conviene no relajarse
El papel estelar del cambio climático como el principal problema medioambiental en el mundo ha ocultado otras cuestiones que, sin remontarse demasiado en el tiempo, estaban entre los asuntos más acuciantes para evitar una catástrofe ecológica. Uno de los más destacados fue el de la capa de ozono, que hace no muchos años, acaparaba portadas de diarios y minutos de informativos de radio y televisión. Lo cierto es que ésta es una cuestión que parece haber registrado una mejora importante, aunque aún no se ha producido su "curación" completa. La colaboración de todos los ciudadanos ha sido determinante, y lo será en el futuro, para que el agujero se reduzca aún más.
La disminución de este filtro gaseoso, presente en la estratosfera a unos 25 kilómetros de altura, acarrea un mayor paso de la radiación ultravioleta solar. De esta manera, se producen diversos efectos negativos, como cáncer de piel o cataratas, reducción de la respuesta del sistema inmunitario, y afección al crecimiento del fitoplancton oceánico.